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miércoles, agosto 6

Celtas y satánicos

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Lista de canciones (tracklist)

Empezamos con una asignatura pendiente. Nunca había recopilado a Edith Piaf. En esta reco comprobamos la fuerza expresiva de esta leyenda, aunque en realidad seleccioné esta canción por su magnífico pianista.

En efecto, el piano es el hilo conductor de los tres primeros temas. A la Piaf le sigue el incomparable Bud Powell con una bellísima balada.

Tras este aperitivo arcaico la reco pega un brusco giro hacia la electrónica, sólo perdonable por el denominador común del piano y el ritmo pausado de los temas dos y tres. El primer tema electrónico (corte 3 de la reco) es En Mi Soledad, a cargo de Campo (Juan Campodónico), extraído del excelente álbum Bajofondo Tango Club.

Una vez inmersos en las esencias del ambient más vanguardista nos deleitamos con un par de temas de bandas sonoras. El primero pertenece a la película japonesa Ghost In The Shell y lo firman Passengers, formación que surge de la colaboración de Brian Eno y U2. El segundo es Underground Tango, de la película Underground, cuya banda sonora fue compuesta por el yugoslavo Goran Bregovic.

La melancolía se ha apoderado de nosotros y el tema de Bregovic, al ser más analógico y construirse sobre melodías sin percusión y teclados meramente atmosféricos es un buen nexo para nuestra vuelta al mundo no electrónico, en el que reentramos de la mano de Astor Piazzolla (bandoneón), acompañado por el Kronos Quartet (dos violines, una viola y un cello).

Curiosamente ni el tango ni Argentina están excesivamente presentes en esta primera fase de la recopilación, pese a lo que pudiera sugerir un simple vistazo a los artistas representados o los nombres de las canciones presentes. Underground Tango no es un tango, ni tampoco lo es el tema de Bajofondo Tango Club. Por último, el tema de Piazzolla es el único con una instrumentación típicamente argentina, pero lo que ofrece es una visión atormentada (Fear) del tango (el nombre del álbum del que se extrae es Five Tango Sensations).

Los violines son una pieza clave en este punto de la reco, pues nos acompañan hasta la puerta del mundo celta, que en sus distintas visiones nos acompaña ya casi hasta el final de la cinta. Gaitas, violines, arpas y flautas, reales o reinventadas por algún teclado, están presentes de una forma u otra en los próximos temas.

El primer tema celta es Joe Can’t Reel, de Gwendal. Resultó muy fácil de engarzar con Piazzolla, pues comienza como cuando los músicos de una orquesta clásica afinan sus instrumentos justo antes de empezar la función y se trata de los mismos instrumentos de viento. El tema es muy sorprendente por tener un fragmento totalmente jazzístico, siendo muy de alabar que el flautista y la sección rítmica del conjunto pudieran cambiar de registro tan hábilmente en mitad de la canción (el violinista no se sintió muy Stéphane Grappelli y optó por quedarse fuera de esa especie de jam session).

Para facilitar la digestión de esta primera oleada de festín medieval insertamos un tema igualmente celta pero típicamente new age (cómo detesto este género) por parte del músico de Yorkshire Medwyn Goodall, auténtico superventas de este estilo musical. Sólo su función de bicarbonato le hizo acreedor de su inclusión en esta compilación.

Y es que cuando mezclamos, como a continuación, la música celta con el metal los platos fuertes pueden resultar bastante pesados, sobre todo por la interminable duración de sus temas.

En primer lugar, por su tranquilo comienzo, aparecen Saurom Lamderth, creadores según ellos mismos del género juglar metal, como reza su primer álbum (aunque el temazo Canto Das Sireas (Susurros) está extraído de El Guardián de las Melodías Perdidas). Las sirenas están logradísimas y nos hablan de Neptuno en un gallego sólo descifrable con las letras por delante. Merece la pena agenciárselas (en internet es sumamente fácil). El tema es variadito, con solos de guitarra heavies, fragmentos medievales bailables, percusión de metal centroeuropeo y esos coros de sirenas de extraña belleza que no logro sacarme de la cabeza.

Tras Saurom Lamderth rendimos un homenaje al metal épico, género tremendamente prolífico y cuyo mejor exponente nacional es Tierra Santa. Por supuesto fastidian los aires de Nino Bravo de su vocalista y la tediosa duración del tema, pero la alternativa eran Avalanch y optamos por excluirlos de la reco por su baja calidad. El bajista de Tierra Santa recuerda muchísimo aquí al Steve Harris de Alexander The Great.

Tampoco somos forofos de Mägo De Oz, el grupo más comercial del folk-metal actual, pero su presencia era obligada dado el cariz que estaba tomando la reco, y al menos el corte escogido es instrumental, con lo que eso ganamos al librarnos de padecer a su insufrible cantante.

Según nos acercamos al final la reco crece en solemnidad y calidad y disfrutamos de una pieza de ópera-metal con los holandeses After Forever (me encanta Floor Jansen, y viendo sus fotos más). Sus coros, orquestalidad y letras en latín elevan los quilates de esta formación muy por encima de sus imitadores comerciales Evanescence.

Pero el auténtico plato fuerte de la recopilación es Dead Emotion, a cargo de los increíblemente versátiles Paradise Lost. A uno le entran unas ganas tremendas de entregarse a los brazos de Satán al disfrutar de esta orgía de maligna belleza. Absolutamente inconmensurable. Doom metal en estado puro. Cambios de ritmo brutales, guitarras distorsionadas, trompetas apocalípticas, la voz cavernosa del vocalista en delicioso contrapunto con la soprano, cabalgadas embruten, riffs góticos… este temazo impresionante lo tiene todo. Un clasicazo del género.

Para recuperar el aliento y a guisa de end titles otro maravilloso exponente de satanismo clásico: Lord Of This World, por los Black Sabbath del Master Of Reality (1971) con Ozzy Osbourne a la cabeza. El mismo doom de Paradise Lost pero treinta años antes, que se dice pronto.

Lo más destacable del doom es su ritmo pausado. Frente a otras vertientes del metal como el thrash o el speed, que construyen su espectacularidad sobre la base de un vertiginoso virtuosismo, el doom nos impacta con sus perversas letras, de indisimulado satanismo, y la plasmación del mal y la oscuridad en sus temibles melodías, pero todo ello sin despeinarse.
Agosto de 2006

lunes, abril 14

Guitarras, improvisación y experimentalismo

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Lista de canciones (tracklist)


Los comienzos de esta reco están dominados por guitarras acústicas dulces y tranquilas. La primera es de Noosfera, nombre artístico del italiano Cesare Marilungo, y viene envuelta en una nube ambiental.

Le sigue la balada irlandesa medieval (folk, modern classical) que interpreta el checo Michal Hromek y tras éste el dúo Da Lata, que abandonan excepcionalmente su agitación electrónica habitual para regalarnos un breve tema exento de percusión pero no de belleza.

Si el nexo de unión de las tres primeras canciones fue la guitarra (válido también para la cuarta de Bill Frisell, que así hace de puente entre dos trilogías), los cortes 4, 5 y 6 tienen en común el que sus intérpretes han sido todos fichajes del sello ECM, incluso con colaboraciones entre sí.

El acrónimo ECM reza por Editions of Contemporary Music y me ha parecido de tal calidad y vanguardismo que hace semanas que no compro otra cosa. Jan Garbarek, Louis Sclavis, Arild Andersen, Paul Motian… todos pertenecen o han pertenecido a sus filas y serán sin duda reclutados en próximas recopilaciones.

Mi discoteca no es precisamente exigua, pero, no sin pecar de maniqueo, se le podría achacar un divorcio entre la arcaica colección de instrumentistas clásicos y la futurista pléyade de artistas electrónicos y exacerbados roqueros, centrados los unos en el baile y los otros en la radicalidad sonora más extramuros.

ECM tiene la virtud de conciliar lo mejor de ambos mundos. En sus esmerados trabajos suele haber algo de jazz y en todo caso siempre solistas reales, y la música que fabrican se aleja de cualquier moda y cliché, pudiendo aplicársele el atributo de auténtica sin corromper el vocablo. Pero, a la vez, son obras totalmente actuales, de gran innovación en lo compositivo e instrumental y en las que no faltan guitarras eléctricas, teclados ni baterías programadas o sampleadas, si bien estas delicias electrónicas nunca son el plato fuerte de sus temas sino un simple aderezo administrado con sabia mesura.

Casi al final de la recopilación tenemos la particularmente emotiva y sugerente Electra Song, con letras de Sófocles en griego original, por el Arild Andersen Group, cortesía de ECM.

Tal es el carisma de Savina Yannatou (Σαβίνα Γιαννάτου), que detrás de su lamento sólo cupo un mudo tema instrumental, con la sobriedad del trío clásico de jazz: bajo, piano y batería, a cargo de Henri Texier, cuya presencia en esta reco se debe a la visita que hizo a Sevilla, aunque no me acerqué a verlo al Teatro Central.

Pero no nos desviemos del orden de audición. Estábamos con la serie de tres canciones de artistas de ECM: Frisell, Motian, Jarrett, o lo que es lo mismo, guitarra, batería, piano. Podían formar un trío y casi lo hicieron: Frisell y Motian grabaron en el 95 junto con Joe Lovano en lo que se dio en llamar el Paul Motian Trio.

El trabajo del aclamado y galardonado Bill Frisell siempre resulta interesante para los oídos que gustan de la innovación y el mestizaje. Listen se extrae del álbum The Intercontinentals, que delata su vocación de pluralidad desde el propio título.

Me gusta más la canción de Paul Motian (Prelude 2 Narcissus, 2006), en la que el prestigioso batería se hace acompañar nada menos que de tres guitarras eléctricas (aún perdura el leitmotiv de los primeros pasos de la reco), que con todo resultan casi imperceptibles por la enorme sutileza del corte.

Y la trilogía la cierra Keith Jarrett deleitándonos con su piano, aunque acompañado también por la guitarra de Sam Brown. El que no toca en There Is A Road (God’s River) es Paul Motian. Esto sí que tiene gracia, pues el doble álbum del que se extrae el tema (Expectations, 1972), tiene 11 cortes y en todos ellos está presente Paul Motian, salvo en el que reproducimos aquí.
Hasta el corte número 6 de Jarrett, la reco ha estado dominada por las guitarras, señaladamente al principio, y casi libre de percusión, creando una atmósfera intimista y relajada.

En cambio, el tema 7 (Kabbalah), por Steve Coleman And Five Elements (sello Label Bleu, 2003), es una cabalgada progresiva de libre improvisación. Precisamente su progresividad es la que permite ligarlo con el tema anterior. Kabbalah es riquísima en matices y contrastes, extraña y cargante, no apta para todos los estómagos.

Como no podía ser de otra forma, ya nada será igual en esta recopilación. Hoy estaría de moda decir que la reco empieza a desbarrar a partir del corte 7, en el sentido de que pierde un poco el norte y está llena de temas carentes de cordura. Para mí es todo lo contrario: la sucesión de Christiane Legrand, Le Jazz Groupe de Paris y André Hodeir es gloriosa, una amalgama exquisita de blues, swing, libre improvisación y experimental (sustantivo). Hay que tener en cuenta que estos tres temas se grabaron entre 1956 y 1960, lo que los hace doblemente meritorios.

Jazz Et Jazz se grabó con la ayuda del Groupe De Recherches Musicales de la RTF (de ahí sus efectos especiales). Y en los otros dos nos podemos recrear con la soprano Christiane Legrand, cuya discografía comprende, entre muchísimas otras participaciones, un tema con el sugerente título de Bach-Anal, en la banda sonora de la película Emmanuelle 4. Si una trompeta o un saxo pueden hacer libre improvisación, ¿por qué no la voz humana?

A continuación la hipnotizante Misterioso, compuesta por Thelonious Monk e interpretada en este caso por el Bobby Jaspar Quartet. (Aquí podemos comprobar de nuevo cómo en el jazz todo queda en casa: Bobby Jaspar fue el marido de Blossom Dearie, fundadora de Les Blue Stars, grupo vocal al que también perteneció Christiane Legrand).

Misterioso (1958) es un precioso diálogo en contrapunto entre la flauta de Jaspar y el vibráfono de Michel Hausser.

Para cerrar la reco hemos traído al organista Eddy Louiss, interpretando un bellísimo tema de Gershwin junto con el trompetista y director de orquesta Ivan Jullien, y tras él los mencionados cortes de Sófocles y Texier (por cierto, Label Bleu otra vez).

Estaba claro que tras el clímax de la Legrand no podía bajarse de golpe a un final de reco plácido. El minuendo se ha hecho gracias a Jaspar y a Eddy Louiss. En el tema de este último hemos aprovechado el gravísimo acorde final de la tuba de Marc Steckar para dar paso a la solemne Electra.
Noviembre de 2006