miércoles, agosto 6

Jazz taciturno

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Lista de canciones (tracklist)

Hoy tenemos una representación de los principales instrumentos de jazz de la mano de algunos de sus músicos de más renombre.

Como guitarristas tenemos a Grant Green, George Benson, Earl Klugh y el belga Toots Thielemans, si bien este último es casi más famoso por tocar la harmónica que la guitarra.

El bajista más sobresaliente es el danés Niels-Henning Orsted Pedersen, que no figura en los créditos de la recopilación por acompañar a Dizzy Gillespie.

También tenemos al baterista Harvey Mason, con el tema Smoke Gets In Your Eyes, extraído de una joya de disco editado en el año 2004 titulado With All My Heart. Este disco es toda una rareza, ya que consta de 11 temas en los que Mason es el único común denominador: todos son tríos de piano, bajo y batería y los 11 tríos son diferentes. Los invitados a participar en el álbum son músicos prestigiosísimos de la talla de Chick Corea o Herbie Hancock, por citar sólo dos de ellos. Continuando con el repaso a los instrumentistas hay que destacar al trombonista Jimmy Cleveland y el inconmensurable trompetista Dizzy Gillespie.

De saxofonistas sí que traemos un buen ramillete: el soprano Gerry Mulligan, el tenor Lester Young y los altos Sonny Criss, Sonny Stitt, Woody Herman y Charlie Parker.

En cuanto a las voces, contamos con Mel Tormé, Susannah McCorkle, Patti Austin y Ella Fitzgerald.

Los compositores presentes en la recopilación también son dignos de mención. Los hermanos Gershwin son culpables de la bellísima Love Is Here To Stay, que aparece dos veces (una interpretada por Patti Austin y otra por Jimmy Cleveland). Con Carl Fischer y su We’ll Be Together Again hacemos exactamente lo mismo: incluimos dos versiones distintas (Toots Thielemans y Sonny Criss Quintet) para que el oyente paladee las diferentes texturas que una misma composición puede tener según los instrumentos empleados para interpretarla. Por último, Burt Bacharach aparece con el tema I’ll Never Fall In Love Again interpretado por Grant Green.

La recopilación comienza con el clásico Tema De Amor De Romeo Y Julieta extraído del álbum Collaboration grabado por George Benson junto a Earl Klugh. El disco es más bien mediocre, con típicos arreglos y teclados burgueses ochenteros. La propia balada que hemos recopilado es excesivamente melosa, pero en pequeñas dosis no pensamos que haga mal a nadie. En este disco aparecen Paulinho Da Costa, Marty Paich y, a la batería, el mítico Harvey Mason (que no por casualidad es el músico que cierra la reco con una deliberada simetría).

Tras ese lánguido comienzo instrumental viene el único paréntesis cantado de la recopilación. Son 4 temas de los cuales los 3 primeros se extraen de la exquisita recopilación de Playboy Jazz After Dark.

Susannah McCorkle nos regala For All We Know, con una letra preciosa y muy romántica: todo un carpe diem (why can’t we laugh at tomorrow; tomorrow will pay what we borrowed; for all we know we may never meet again…). No tengo los créditos de los músicos, pero el guitarra, piano y batería son tan finos y elegantes como la propia Susannah, que se suicidó en Nueva York a los 45 años de edad en mayo de 2001, apenas 4 meses antes del atentado de las Torres Gemelas. Su triste voz se antoja aún más taciturna conociendo tan luctuoso hecho.

Mel Tormé fue un prodigioso cantante comparado en América con el propio Sinatra. Sus más famosas grabaciones, como ésta con la que nos deleita aquí, las hizo con el arreglista de cuerdas Marty Paich, que curiosamente también participa con George Benson en el disco Collaboration. El tema que interpreta Mel Tormé como tercer corte de esta recopilación es More Than You Know, haciendo un juego de palabras con el anterior For All We Know.

Tras Mel Tormé tenemos a Patti Austin con el tema de los Gershwin Our Love Is Here To Stay. Si For All We Know suponía una exaltación a lo efímero del amor, Love Is Here To Stay significa justo lo contrario: la alabanza de su solidez. Aunque el tema se ha extraído de la mencionada recopilación de Playboy, hay que decir que también se incluye en el disco homenaje a Ella Fitzgerald que grabó Patti Austin en 2002 con el título For Ella bajo el mismo sello Playboy y con notas del propio Hugh Hefner.

Sabéis que en mis recopilaciones casi nada ocurre por casualidad y por tanto no es coincidencia que tras Patti Austin incluyamos una canción de Ella Fitzgerald. Como confesión íntima he de decir que la primera vez que escuché I Didn’t Mean A Word I Said lloré literalmente de la emoción. Es una canción perfecta y la Fitzgerald está sencillamente sublime. A Patti Austin le alabaron que no intentara imitar en su disco For Ella la forma de cantar de la Fitzgerald. Suscribo totalmente esa felicitación, ya que emular a Ella Fitzgerald es simplemente imposible. Las estrofas de I Didn’t Mean A Word I Said se repiten varias veces a lo largo de la canción. Pues bien, Ella no canta dos frases iguales. Siempre varía una nota, cambia el ritmo o hace ambas cosas a la vez. Es alucinante. Y todo con una sencillez genuina muy lejos de cualquier afectación.

Tras este tema la recopilación enmudece, en cuanto a voces humanas, para siempre. Es mi pequeño homenaje a tan divina intérprete.

El primero de los instrumentales que siguen es una preciosa balada que le dedica Gerry Mulligan a Johnny Hodges. Es curioso que el primero sea saxo soprano y el segundo saxo alto. No tocaban el mismo instrumento, pero si al chaval le gustaba HodgesSong For Johnny Hodges es un tema muy ameno en el que destacan, junto al saxo soprano de Mulligan, de precioso timbre, el xilófono y el piano. Inicialmente los músicos se respetan e intervienen de forma sucesiva, para finalmente sumarse con una coordinación envidiable.

Aprovechando el tirón del xilófono insertamos un jocoso tema a cargo de Richard Marino & His Orchestra: Lover. El chisporroteo del xilófono es fascinante (habría que decir de los xilófonos, pues se aprecian claramente dos). Esa manera de acuchillar nada tiene que ver con la forma de tocar del xilofonista de Gerry Mulligan. También son buenos el órgano y los cambios de ritmo de Lover.

Llegados a este punto la recopilación se ha vuelto intrigante y misteriosa, cualidades que alcanzan su cenit con el inquietante tema de Gianluigi Trovesi Octet Mood Indigo. El tema pertenece al disco Les Hommes Armés, de 1997, cuya estructura es realmente singular: 9 canciones, tomando por nombre las impares Tango, Tengo, Tingo, Tongo y Tungo. Trovesi es un artista de una creatividad inusitada y su obra se mueve por terrenos experimentales y vanguardistas, como demuestra la breve canción incluida aquí.

Los acordes finales de Mood Indigo nos han servido para mezclarlos con las primeras notas de I Waited For You, bellísima y madura balada de Dizzy Gillespie, compuesta por él mismo junto a Gil Fuller. Esta grabación es del año 1973 y en ella el principal protagonista junto al mítico trompetista es el renombrado bajista Niels-Henning Orsted Pedersen, que tenía 27 años por aquel entonces. Pedersen, que rechazó con 17 años la oferta de Count Basie de alistarse en su big-band, ha lanzado una veintena de discos en solitario (queremos decir bajo su nombre exclusivo, no que no le acompañen otros músicos) y ha sido el bajista permanentemente reclamado por todos los genios de jazz americanos de gira por Escandinavia y Centroeuropa.

Tras I Waited For You tenemos dos piezas de guitarristas en un contradictorio juego de palabras: I’ll Never Fall In Love Again y We’ll Be Together Again. Grant Green fue otro chico CTI, y es que menudo talento tenía Creed Taylor para fichar monstruos. El tema de Burt Bacharach fue inmortalizado en su día por Dionne Warwick (le valió a ésta su tercer Grammy). Toots Thielemans pertenece junto con Django Reinhardt a la saga de grandes guitarristas de jazz europeos, y aquí interpreta magistralmente We’ll Be Together Again.

Pero si Thielemans y su guitarra se pueden calificar de magistrales, Sonny Criss y su saxo alto merecen el adjetivo de majestuosos. El potente saxofón de Criss inunda los sentidos de sensualidad y belleza, algo inalcanzable para la tímida y modesta guitarra de Thielemans. Para apreciar el contraste hemos colocado juntos a ambos artistas interpretando el mismo tema. Tanto el saxofonista como el pianista hacen una interpretación muy marcada de sus notas, con una manera de tocar que recuerda al xilófono saltarín de Richard Marino y se aleja de la satinada forma de interpretar de la mayoría de los músicos de jazz (señaladamente de los guitarristas y bateristas).

Otro saxofonista alto y también llamado Sonny es Sonny Stitt. Para mi gusto es demasiado barroco y autocomplaciente, haciendo del virtuosismo su único leitmotiv. La apoteosis final de la canción What’s New es interminable y empalagosa y sólo tiene parangón con la exhibicionista Mariah Carey.

Como lección de sobriedad no está mal escuchar a continuación a Lester Young y su I Can’t Get Started. La serenidad de su saxo tenor es un bálsamo tras la estridencia de Stitt.

Continuando con antiguallas de mal sonido (es decir baja calidad de grabación) tenemos una hermosa balada a cargo de Woody Herman y Charlie Parker: Laura.

La recopilación se cierra con el trombón de Jimmy Cleveland (de nuevo Love Is Here To Stay) y la batería de Harvey Mason (Smoke Gets In Your Eyes).
Enero de 2005

Celtas y satánicos

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Lista de canciones (tracklist)

Empezamos con una asignatura pendiente. Nunca había recopilado a Edith Piaf. En esta reco comprobamos la fuerza expresiva de esta leyenda, aunque en realidad seleccioné esta canción por su magnífico pianista.

En efecto, el piano es el hilo conductor de los tres primeros temas. A la Piaf le sigue el incomparable Bud Powell con una bellísima balada.

Tras este aperitivo arcaico la reco pega un brusco giro hacia la electrónica, sólo perdonable por el denominador común del piano y el ritmo pausado de los temas dos y tres. El primer tema electrónico (corte 3 de la reco) es En Mi Soledad, a cargo de Campo (Juan Campodónico), extraído del excelente álbum Bajofondo Tango Club.

Una vez inmersos en las esencias del ambient más vanguardista nos deleitamos con un par de temas de bandas sonoras. El primero pertenece a la película japonesa Ghost In The Shell y lo firman Passengers, formación que surge de la colaboración de Brian Eno y U2. El segundo es Underground Tango, de la película Underground, cuya banda sonora fue compuesta por el yugoslavo Goran Bregovic.

La melancolía se ha apoderado de nosotros y el tema de Bregovic, al ser más analógico y construirse sobre melodías sin percusión y teclados meramente atmosféricos es un buen nexo para nuestra vuelta al mundo no electrónico, en el que reentramos de la mano de Astor Piazzolla (bandoneón), acompañado por el Kronos Quartet (dos violines, una viola y un cello).

Curiosamente ni el tango ni Argentina están excesivamente presentes en esta primera fase de la recopilación, pese a lo que pudiera sugerir un simple vistazo a los artistas representados o los nombres de las canciones presentes. Underground Tango no es un tango, ni tampoco lo es el tema de Bajofondo Tango Club. Por último, el tema de Piazzolla es el único con una instrumentación típicamente argentina, pero lo que ofrece es una visión atormentada (Fear) del tango (el nombre del álbum del que se extrae es Five Tango Sensations).

Los violines son una pieza clave en este punto de la reco, pues nos acompañan hasta la puerta del mundo celta, que en sus distintas visiones nos acompaña ya casi hasta el final de la cinta. Gaitas, violines, arpas y flautas, reales o reinventadas por algún teclado, están presentes de una forma u otra en los próximos temas.

El primer tema celta es Joe Can’t Reel, de Gwendal. Resultó muy fácil de engarzar con Piazzolla, pues comienza como cuando los músicos de una orquesta clásica afinan sus instrumentos justo antes de empezar la función y se trata de los mismos instrumentos de viento. El tema es muy sorprendente por tener un fragmento totalmente jazzístico, siendo muy de alabar que el flautista y la sección rítmica del conjunto pudieran cambiar de registro tan hábilmente en mitad de la canción (el violinista no se sintió muy Stéphane Grappelli y optó por quedarse fuera de esa especie de jam session).

Para facilitar la digestión de esta primera oleada de festín medieval insertamos un tema igualmente celta pero típicamente new age (cómo detesto este género) por parte del músico de Yorkshire Medwyn Goodall, auténtico superventas de este estilo musical. Sólo su función de bicarbonato le hizo acreedor de su inclusión en esta compilación.

Y es que cuando mezclamos, como a continuación, la música celta con el metal los platos fuertes pueden resultar bastante pesados, sobre todo por la interminable duración de sus temas.

En primer lugar, por su tranquilo comienzo, aparecen Saurom Lamderth, creadores según ellos mismos del género juglar metal, como reza su primer álbum (aunque el temazo Canto Das Sireas (Susurros) está extraído de El Guardián de las Melodías Perdidas). Las sirenas están logradísimas y nos hablan de Neptuno en un gallego sólo descifrable con las letras por delante. Merece la pena agenciárselas (en internet es sumamente fácil). El tema es variadito, con solos de guitarra heavies, fragmentos medievales bailables, percusión de metal centroeuropeo y esos coros de sirenas de extraña belleza que no logro sacarme de la cabeza.

Tras Saurom Lamderth rendimos un homenaje al metal épico, género tremendamente prolífico y cuyo mejor exponente nacional es Tierra Santa. Por supuesto fastidian los aires de Nino Bravo de su vocalista y la tediosa duración del tema, pero la alternativa eran Avalanch y optamos por excluirlos de la reco por su baja calidad. El bajista de Tierra Santa recuerda muchísimo aquí al Steve Harris de Alexander The Great.

Tampoco somos forofos de Mägo De Oz, el grupo más comercial del folk-metal actual, pero su presencia era obligada dado el cariz que estaba tomando la reco, y al menos el corte escogido es instrumental, con lo que eso ganamos al librarnos de padecer a su insufrible cantante.

Según nos acercamos al final la reco crece en solemnidad y calidad y disfrutamos de una pieza de ópera-metal con los holandeses After Forever (me encanta Floor Jansen, y viendo sus fotos más). Sus coros, orquestalidad y letras en latín elevan los quilates de esta formación muy por encima de sus imitadores comerciales Evanescence.

Pero el auténtico plato fuerte de la recopilación es Dead Emotion, a cargo de los increíblemente versátiles Paradise Lost. A uno le entran unas ganas tremendas de entregarse a los brazos de Satán al disfrutar de esta orgía de maligna belleza. Absolutamente inconmensurable. Doom metal en estado puro. Cambios de ritmo brutales, guitarras distorsionadas, trompetas apocalípticas, la voz cavernosa del vocalista en delicioso contrapunto con la soprano, cabalgadas embruten, riffs góticos… este temazo impresionante lo tiene todo. Un clasicazo del género.

Para recuperar el aliento y a guisa de end titles otro maravilloso exponente de satanismo clásico: Lord Of This World, por los Black Sabbath del Master Of Reality (1971) con Ozzy Osbourne a la cabeza. El mismo doom de Paradise Lost pero treinta años antes, que se dice pronto.

Lo más destacable del doom es su ritmo pausado. Frente a otras vertientes del metal como el thrash o el speed, que construyen su espectacularidad sobre la base de un vertiginoso virtuosismo, el doom nos impacta con sus perversas letras, de indisimulado satanismo, y la plasmación del mal y la oscuridad en sus temibles melodías, pero todo ello sin despeinarse.
Agosto de 2006

domingo, agosto 3

Baladas de jazz inmortales

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Lista de canciones (tracklist)

La reco comienza con la melancólica guitarra de Henri Crolla, al que inevitablemente comparaban en su época con el mítico Django Reinhardt, llegando a afirmar algunos que Crolla incluso lo superaba. Es una composición de 1929 grabada en 1955. Su minutaje (algo menos de 2 minutos) concuerda con su sencillez.

A continuación escuchamos al propio Reinhardt, acompañado al violín por su inseparable Stéphane Grappelli, en una grabación del año 1949, de bastante peor calidad que la de Henri Crolla, pese a que ambas canciones han sido remasterizadas digitalmente y los originales distan entre sí muy pocos años.

La grandilocuencia del combo Reinhardt-Grappelli contrasta con la mencionada sencillez de Crolla, aunque ambas composiciones tienen en común su tristeza y su belleza.

Sin dejar las antiguallas ni la melancolía, le toca el turno a la fantástica cantante austríaca Greta Keller, que grabó Goodbye To Summer en 1938. La taciturna voz de la Keller es un magnífico contrapunto para el vivaz ritmo de la música, con solos de trompeta (Bill Coleman) y clarinete (Joe Hayman).

Tras Goodbye To Summer vienen tres canciones seguidas que tienen en común el papel del trombón como instrumento solista y líder.

En primer lugar, la preciosa The Hour Of Parting (1947), en la que percibimos muy discretamente el saxo tenor de Don Byas por debajo del trombón de Tyree Glenn (trombonista de Louis Armstrong).

Después Le Piège, compuesta y tocada al piano por Claude Bolling. Este tema se extrae de un programa especial emitido por la TV francesa en 1961.

Y por último la exquisita The Soft Touch, de Henry Mancini, extraída de la banda sonora de Hatari! (1962).

El trombón se presenta en todas ellas como un instrumento solemne, cálido y capaz de imprimir una gran belleza a las baladas.

La orquesta con violines de Mancini es un anticipo de las que aparecen en las dos canciones siguientes, interpretadas, respectivamente, por Sarah Vaughan y Ella Fitzgerald, quienes protagonizaron entre sí una famosa y enemistosa rivalidad. Hay quien opina que en el campo de las baladas Sassy ganaba de calle y quizá haya que conceder que su maestría y sus registros (especialmente los bajos) son tremendos. Si unimos a esto el que la Fitzgerald donde no tenía parangón era en el frenético bebop, puede que haya que reconocer la superioridad de la Vaughan en baladas como éstas, aunque la interpretación que hace Ella de But Not For Me de Gershwin es impecable.

La canción de Sassy tiene la ventaja adicional de contar con un precioso solo de saxo tenor por Zoot Sims.

Continuando en el terreno del easy listening orquestal, otro monstruo es John Barry, del que traemos Diamonds Are Forever (1971), que además de tener una hermosa melodía impresiona por la textura de las cuerdas y el xilófono.

No dejamos el cine, pues Thème De Liz, de Alain Goraguer, con otro xilófono, también es de una banda sonora (J’irai Cracher Sur Vos Tombes, 1959).

Y lo mismo le ocurre a Final Au Jardin d’Acclimatation (del film Un Témoin Dans La Ville, también de 1959). Aunque este tema se lo atribuimos a Barney Wilen por ser su compositor, él no lo interpreta (su saxofón no aparece en toda la canción, que consta de un hermosísimo piano y una breve trompeta al final).

Precisamente esa trompeta de Kenny Dorham (trompetista de Art Blakey) sirve de nexo para la siguiente composición: Lover Man, grabada por Joe Newman (miembro de la Count Basie Orchestra) en 1956.

Hasta ahora la recopilación ha dado un repaso ordenado a distintos instrumentos solistas: la guitarra, el trombón, las grandes voces femeninas, la trompeta… Quizá el más ilustre de los instrumentos de jazz sea el saxofón, elegante y sensual. Por eso lo hemos dejado para el final, con tres representantes de excepción.

El primero es Michel De Villers, un saxo alto que me recuerda a Sonny Criss, inundando todo el espacio con su sonora excelencia.
A continuación Lester Young, maestro de los tenores, tocando el clásico de Ira Gershwin I Can’t Get Started. Para mi gusto se podía haber ahorrado la floritura del final, que recuerda al rimbombante Sonny Stitt o al cursi Sonny Rollins, aunque sin llegar a ese nivel de autocomplacencia.

Por último, John Coltrane y su composición propia Naima. Coltrane no es un autor fácil para el público en general. Quizá esta balada sea uno de sus temas más asequibles y aun así rebosa carisma y personalidad.

La reco continúa con la harmónica de Toots Thielemans y después recoge otro violinista: Jean-Luc Ponty, que interpreta un tema de Duke Ellington (Satin Doll).

El tema de Thielemans es el de más honda tristeza de toda la recopilación, que súbitamente recupera la alegría con Satin Doll y después se dispara con los dos últimos temas: Los Conquistadores Chocolates (Johnny Hammond) y Fran Mig Till Dig (de la sueca Emma Nilsdotter, aunque remezclado por Markus Enochson).

Hammond es un hacha del jazz-funk. Este tema se extrae de su álbum Gears (1975) y es un derroche de ritmo y de imaginación. Puede que excesivo: hay un par de pasajes en los que el oyente cree seguir el hilo conductor del tema, pero éste vuelve a dispersarse y atrapar su esencia es como tratar de coger agua con las manos.

La última canción es un tema house capaz de resucitar a un muerto. Me fascina la generosa sucesión de solos de metales: trompeta, saxofón y trombón hasta tres veces seguidas y en este preciso orden cada una de ellas, totalizando 9 solos diferentes (aunque este orden tan procedimental sólo se aprecia con una escucha muy atenta, la verdad es que está ahí exactamente así, lo que nos hace dudar si el contrato de estos músicos no contemplaba el número y orden de sus intervenciones). Es sumamente didáctico escuchar tan seguidos estos tres instrumentos: realmente, si la reco hubiera sido una clase de música, éste sería el resumen.
Reconozco que el final es un poco forzado, sobre todo la transición entre los dos últimos temas, que requirió algo más que un calzador, pero normalmente me niego a hacer recopilaciones monocromáticas.

Lo que es innegable es que los primeros 15-17 temas son de una belleza inconmensurable.
Diciembre de 2005

sábado, julio 26

Nunca el bajo llegó tan alto

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Lista de canciones (tracklist)


Como un guión de cine que abusa de la técnica de sembrado y recogida, esta reco juega con la repetición de melodías y artistas a lo largo de su minutaje. El caso más descarado es el de A Night In Tunisia, que es a la vez el tema que inaugura y clausura la cinta, pero hay otros ejemplos más sutiles: Remember también aparece en dos cortes (interpretada por Red Norvo en los años 30 y por Hank Mobley en los 60); el saxofonista tenor Wayne Shorter sale en dos canciones consecutivas (en una como miembro destacado del grupo de jazz-rock Weather Report y en la siguiente como líder de un pequeño combo una década antes); y Don Byas, también saxo tenor, aparece en la primera canción junto a Dizzy Gillespie y luego otra vez, como líder, en el corte número 12.

La reco más que hilvanada está tejida a base de concomitancias. A nivel instrumental los cuatro primeros temas son de dominio xilofónico-vibrafónico: Milt Jackson acompaña a Dizzy Gillespie, Lena Horne también cuenta con unos eficaces acordes de vibráfono justo al final de su memorable Ill Wind, Red Norvo –xilofonista y líder de su propia big-band- nos deleita con un solo de este instrumento y Gary Burton da todo un recital de más de tres minutos de duración sin ningún otro acompañamiento.

En los temas 5 y 6 las protagonistas son las superdotadas Nancy Wilson (¡menudo descubrimiento!) y Sarah Vaughan, aderezadas con violines celestiales. Y del tema 10 al 14 reinan los saxofones: el ramillete no puede ser más espléndido (Wayne Shorter por partida doble, Don Byas, Lester Young y Hank Mobley: póquer de ases).

Las transiciones entre tema y tema son muy esmeradas y dulces y hay más de un porqué para la ubicación de cada canción una detrás de otra precisamente en ese orden. Por ejemplo, Sarah Vaughan, además de con violines, canta junto a un guitarrista excepcional (de nombre desconocido, pues los créditos sólo indican Orquesta de Quincy Jones). Pues bien, qué mejor lugar para ubicar al guitarrista húngaro Elek Bacsik que detrás de ese temazo de Sassy.

Otra maldad es el diálogo que parecen entablar Nancy y Sarah entre sí: la primera dice So close your eyes… (así empieza Wave) y la segunda responde con sumisa obediencia I’ll close my eyes.

Por último, si bien con altibajos, también hay una cronología en la exposición de los temas. La grabaciones datan, respectivamente del tema 1 al 15, de: 1946, 1941, los años 30, 1966, ?, 1958, 1962, 1997, 1972, 1977, 1964, 1952, 1959, 1960 y 1981. Los primeros 3 temas son los más arcaicos (décadas de los 30 y 40); el vibráfono atemporal y onírico de Gary Burton sirve de puente a un pasaje algo más moderno (finales de los 50 y sobre todo años 60 en los cortes 4 a 7); Antony & The Johnsons, Keith Jarrett y Weather Report ponen el toque más contemporáneo a la recopilación; a partir de ahí volvemos a la edad de oro del jazz (años 50 y 60 en las pistas 11 a 14); y el colofón lo pone Chaka Khan con una versión en los años 80 de un temazo cuatro décadas más viejo.

Ahora bien, hay un instrumento normalmente discreto que juega un papel fundamental en muchos temas de esta recopilación: el bajo. De hecho, la reco se abre con el jugueteo de Ray Brown (de 19 años en el momento de la grabación) con este instrumento.

También es extraordinario el comienzo de Willow Weep For Me, en el que Pierre Michelot toma la voz cantante antes de que Elek Bacsik nos regale los oídos con su personalísima guitarra eléctrica. Ahí no queda la cosa, sino que hacia el minuto 3 de la canción el húngaro y el francés invierten los papeles tradicionales: la guitarra se convierte en sección rítmica acompañante y el virtuoso bajista hace un solo y lleva la melodía del conocido estándar de Ann Ronell hasta el final.

Otro monstruo de las cuatro cuerdas es Charlie Haden (como puede apreciarse en Expectations, de Keith Jarrett), bajista con una dilatada carrera en solitario.

Y qué decir del comienzo de Almost Like Being In Love (Lester Young). Toda la vivacidad del tema se debe a Jamil Nasser. Bueno, bien visto hay que reconocer que los cinco están soberbios (batería, piano y guitarra también). Pero el bajista es muy protagonista y el principal contrapunto al Pres (como llamaba Billie Holiday a Lester Young). De hecho, si el tema resulta agridulce creo que es porque el bajista lo inunda de alegría, pues el saxo de Lester Young (como si supiera que iba a morir a las pocas semanas de esta grabación) no puede ser más melancólico.
Remember también tiene un solo de bajo por parte de Paul Chambers… Si me he saltado a Weather Report en este loor de los bajistas de la recopilación ha sido adrede: el caso de Jaco Pastorius es el más evidente y sobresaliente de todos. Canonizado por su temprana muerte, estamos (junto con Charles Mingus) ante uno de los bajistas más alabados de la historia. Y no es para menos: A Remark You Made bien podría definirse como un dúo entre Wayne Shorter y el bajista de Pennsylvania, que hace del bajo eléctrico instrumento solista y voz principal. La recopilación es sensacional. A Night In Tunisia es un tema adelantado a su época un puñado de lustros. Misterioso y electrizante. No menos magnética es Ill Wind (recopilada a raíz de haber visto recientemente la magnífica película Cotton Club). Remember es elegante y con un swing tremendo (aparte de ser swing, lo tiene). Nancy Wilson rebosa carisma y clase a partes iguales. Keith Jarrett fue tan osado para su época que Columbia (cuyos directivos le dieron total libertad y no supervisaron la grabación de Expectations) le rescindió el contrato a los cuatro días de publicarse el álbum en 1972. Hank Mobley hace una versión hard-bop de Remember prácticamente bailable y de una altísima positividad.

Y por último Rufus Khan pone el broche d
e oro con su luminosa versión de A Night In Tunisia. Las letras son emocionantes (A long time ago in the ‘40s Dizzy
and Bird gave us this song…
) y más aún lo es el hecho de que la trompeta que puede oírse en el
tema, por estas maravillas de la tecnología, es la del propio Gillespie.
Septiembre de 2006