sábado, abril 26

Amor inocente y puro

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Lista de canciones (tracklist)
Esta reco bien podría ser un homenaje a los años 50. De esa gloriosa década datan las siguientes grabaciones: Gus Viseur (1955), Henri Crolla (1956), Tal Farlow (1952), Jimmy Smith (1958), Jackie McLean (1955), Mary Lou Williams (1954) y Thelonious Monk (1951), es decir prácticamente la mitad de los temas de la reco.

Ahora bien, ya que hablamos de cronología, la distribución de las canciones es muy curiosa desde ese punto de vista, ya que los comienzos son justo del ecuador del siglo XX, después hay un paréntesis finisecular (acariciando incluso los albores del siglo XXI) y hasta electrónico, y al final caemos en picado en una visión retrospectiva que nos traslada hasta los años 30.

Precisamente que esa marcha atrás no resulte forzada es uno de los méritos de la recopilación.

Para ello se han tenido que hilvanar perfectamente texturas, ritmos e instrumentaciones, transición a transición, con el objeto de alcanzar una cohesión total y una línea argumental totalmente definida.

Para empezar, todos los temas son instrumentales menos las dos joyas de los años treinta que sirven de colofón a la recopilación (únicamente en Bright Nights, de Koop, hay algunos coritos).

Los cuatro primeros temas tienen un claro predominio de la guitarra: Boulou Ferré (junto al acordeón de Gus Viseur), Henri Crolla, Tal Farlow y Kenny Burrell (junto al órgano de Jimmy Smith).

Precisamente el órgano de Jimmy Smith nos permite coquetear con la electrónica (downtempo) en los temas 5 (Koop, 2002) y 6 (Fila Brazillia, 1999).

Y de ahí pasamos a tres temas contemporáneos del sello ECM: Sclavis (tema 7, grabado en 2005 y editado en 2007), Garbarek (tema 8, grabado en 2003 y editado en 2004) y Motian (tema 9, grabado en 2004 y editado en 2006).

Las tres grabaciones cuentan con saxofones como hilo conductor (los metales continuarán con Marshall Brown –pista 10- y Jackie McLean –pista 11-) y las dos primeras tienen teclados (continuación de los temas de Koop y Fila Brazillia). Paul Motian es, por tanto, de los tres artistas de ECM aquí representados, el de corte más tradicional (no en vano Goodbye Pork Pie Hat es una composición de Charles Mingus), lo que lo convierte en el nexo perfecto entre temas contemporáneos y temas cincuenteros (realmente la pista de Marshall Brown es de 1965, lo que encaja mejor si cabe en esa dulce retrospectiva).

El siguiente bloque está dominado por el piano. Jackie McLean toca el saxofón (que es primordialmente lo que venimos de escuchar) acompañado por Mal Waldron. A partir de ahí dejamos de lado los metales y nos recreamos con pequeños tríos de jazz de piano, bajo y batería (Erroll Garner, Mary Lou Williams y Thelonious Monk, éste último acompañado nada menos que por Art Blakey a las escobillas).

Estos tres pianistas son unos monstruos. Especialmente Garner y Monk tienen una forma personalísima de tocar. (Como curiosidad mencionaremos que Erroll Garner fue totalmente autodidacta y no sabía leer una partitura, por lo que siempre tocaba de memoria).

Aunque el clarinetista Benny Goodman es más conocido por su orquesta, aquí lo traemos en un trío (del que Gene Krupa era el batería) para seguir con los pianos (el intro lo hace el teclista en solitario). Como novedad se incorpora una voz femenina: la dulce Helen Ward, que da paso a otro tema de Gene Krupa, esta vez sí orquestal (big band, swing) y con Irene Daye a la voz.

Too Good To Be True es una balada deliciosa y Never Felt Better, Never Had Less también resulta encantadora por el mensaje sencillo, aunque ciertamente utópico, que lanza: no necesito dinero, con el amor soy feliz, viene a decir. Por cierto, Daye es también autora de la letra.

Por supuesto, no sólo se han tenido en cuenta los instrumentos a la hora de ordenar los temas. Desde el punto de vista emocional, la reco empieza con un melancólico acordeón parisino, que resulta más onírico aún gracias al xilófono que lo acompaña (el xilófono aparece en más cortes: el mismísimo Red Norvo toca en el tema de Tal Farlow). Esa sencilla melancolía se va sofisticando y complicando hasta convertirse en una taciturna solemnidad cuyo clímax puede situarse indistintamente en la bellísima tristeza de Jan Garbarek (vaya diálogo entabla su saxo soprano con la viola de Kim Kashkashian) o en el lúgubre (casi fúnebre) trombón de válvulas de Marshall Brown.

Después, en cambio, cuando los pianos prescinden de los metales, progresivamente se recupera la sencillez y se eleva el ánimo, alcanzando un segundo clímax con los dos temas vocales, esta vez en un cenit de festivo candor.

Por último, si el arpa es un instrumento a mitad de camino entre la guitarra y el piano, hay dos artistas en esta recopilación que no tocan el arpa pero se acercan: me refiero a la guitarra de Tal Farlow (el fragmento con uña) y al piano de Erroll Garner (de quien se llegó a decir que tocaba el piano como una guitarra). Ambos resultan angelicales pero sin mojigatería, lo cual es difícil porque, en cualesquiera otras manos, la ternura con la que juegan podría haberse tornado en una ñoña caricatura de la pureza de intenciones que reflejan.
Diciembre de 2006

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