martes, abril 15

Corrupción progresiva

Esta guía de audición sólo tiene sentido leída antes, durante o después de haber escuchado esto:

Escuchar (stream)

Descargar (download)

Lista de canciones (tracklist)


David Rose compuso Gay Spirits en 1946. Este prolífico autor es el padre, entre muchas otras obras, de Bonanza, La Casa De La Pradera y The Stripper.

Gay Spirits ejemplifica a la perfección la música ligera y facilona de Rose, caracterizada por unos vientos que llevan la melodía como si fueran un coro y unos metales que hacen de simple acompañamiento percusionista. Poniendo bien el oído se aprecia perfectamente el muy distinto rol que juega cada sección.

Tras Gay Spirits escuchamos a Lalo Schifrin, que interpreta Murmurio, compuesta por Djalma Ferreira. Esta canción se extrae de Piano, Strings And Bossa Nova, de 1962, disco producido por Creed Taylor, fundador más tarde del sello CTI (Creed Taylor, Inc.), que tantas satisfacciones nos dio a los amantes del jazz-funk en los ’70. Schifrin es famoso por componer Misión Imposible, entre otras. Murmurio es un diálogo entre el piano de Schifrin y su sección de vientos, con una suave percusión brasileña de fondo.

Esta pieza casa bastante bien con la que le antecede debido únicamente a los violines, ya que el piano y la ausencia de metales son palpables diferencias con el tema de Rose. Tiene mucho más carácter (aquí no hay tanta mojigatería: Lalo aporrea el piano con firmeza y decisión), pero aun así guarda las formas y es una canción elegante y exquisita.

A continuación viene Mr. Kiss Kiss Bang Bang interpretada por Shirley Bassey. Con este tema de John Barry damos un paso más: tanto la orquesta como la vocalista son deliberadamente exageradas, como si la hipérbole fuera la única forma de expresividad. El papel se cumple a la perfección si tenemos en cuenta que todo se hace en loor de James Bond. Con esta canción de 1965 el dramatismo de la recopilación toca techo. Ahora la voz cantante la llevan, aparte de la vocalista, obviamente, los metales y la percusión, más capaces de impresionar que los vientos. El otro recurso en que se apoya Barry es el de subir y bajar bruscamente la intensidad, creando unos contrastes más llamativos aún. Puro exhibicionismo.
Y hablando de exhibicionismo, el tema The Stripper es lo más chabacano que uno se puede echar a la cara: cómico, desvergonzado, casi grosero. Hemos cruzado la línea: si la pomposidad de Barry quedaba al borde del abismo de lo hortera, con Joe Loss y Su Orquesta hemos caído de lleno en la más hilarante ordinariez. El tema se hizo mundialmente famoso por la película The Full Monty, de 1997, pero vio la luz como disco ya por 1962 y había sido compuesto incluso antes, en 1958, para un programa de televisión. Destaco dos notas de la canción: la primera es el hecho de que David Rose sea su compositor (¿qué quedó de la inocencia de Gay Spirits, la ñoña canción con la que se abre la recopilación?; viva la versatilidad); y la segunda, el papel de la batería (una batería en el sentido roquero de la palabra), que convive perfectamente con la orquesta y se pega unas parrafadas tremendas (si no, prestad atención a los últimos acordes del tema).

Luego tenemos el tema de la película They Call Me Mr. Tibbs, de 1970, en la que Sidney Poitier da vida a un detective que investiga el asesinato de una prostituta. La trama no es cómica y seguro que tampoco lo era la intención de Chaquito & His Band (¡joder, si es cómico hasta el nombre!), al grabar la canción. No, en serio. Ni el Chaquito éste ni Quincy Jones, responsable de la banda sonora, quisieron producir un tema risible. Estoy convencido. Pero el paso del tiempo hace estragos y lo que en una época es lo más in treinta años después te hace morir de risa.

Y si no que se lo digan a Juan Carlos Calderón. Éste pertenece a la saga de autores españoles de jazz-funk orquestal, junto a Alfonso Santisteban y el inconmensurable Augusto Algueró. Mafioso es un temazo que hoy puede resultar cómico, pero que sin duda es altamente meritorio.

Volviendo al tema de Chaquito, al margen de la sonrisa que nos haga esbozar su audición, es una maravilla: metales estridentes, órgano hammond, parece mentira que sea un tema sólo de 1970: esto es setentismo en su máximo apogeo.

Y el de Juan Carlos Calderón tiene una guitarra funkilona y un bajo saltarín apoteósicos. Es un tema riquísimo: órgano, percusión, coros, orquesta… hasta una mandolina, quizá con la misión de evocar el oscuro origen mediterráneo del protagonista de Mafioso. El talento de TVE al servicio de la moda (extranjera) imperante. ¿Franco no se dio cuenta de esto? La verdad es que el Generalísimo ya no estaba para muchos trotes.

Max Greger introduce la recopilación por el camino del rhythm'n'blues. Soul House, aparentemente compuesta por Lex Humphries, está magníficamente interpretada por esta big band europea, la mejor jamás formada según cuenta la leyenda. Greger era alemán y se rodeó de músicos de toda Europa con los que tenía que hablar en inglés, pues pocos de ellos sabían alemán, formando una big-band a la altura de las mejores de USA. La televisión pública, en este caso, también fue la mecenas de esta orquesta. Y es que esto daría para una tesis doctoral: papel de las televisiones públicas en los años 60 y 70 en el florecimiento de formaciones musicales de calidad.

Aunque lo parezca, Pure Cane (a cargo de Sugarman Three) no es un clásico de los setenta. Dicho técnicamente, no pertenece a la era funk sino a la oleada retro-funk de finales de los 90 y principios del 2000. Los dos temas siguientes se extraen de las recopilaciones del sello Blow Up, que se nutre de grabaciones sesenteras y setenteras de la BBC para radio y TV (volvemos al patrocinio público).

La predominancia del bajo en el último de los cortes me dio la idea de cambiar de tercio en la recopilación. Tras Teenage Chase metemos a The Clash y, como diría Alfonso Guerra, a esta recopilación ya no la conoce ni la madre que la parió.

Como resumen de los primeros diez temas podemos decir que la reco arranca en los años cuarenta desde premisas inocentes y orquestales (Rose); después mantiene la orquestalidad, pero su inocencia se va corrompiendo, pasando por varios estadios: vigor (Schifrin), exhibicionismo (Barry) e impudicia (Loss); a continuación la orquestalidad también se intoxica con la presencia de instrumentos ajenos (batería, bajo, guitarra, órgano…) y de tendencias contemporáneas (rhythm'n'blues, funk…) que terminan por excederla y hasta extinguirla.

La segunda mitad de la recopilación son otros diez temas.

La canción de The Clash The Guns Of Brixton es una de mis favoritas dentro de esa piedra angular que es el London Calling de 1979. Como curiosidad, es la única del álbum compuesta por Paul Simonon (a los de Columbia se les fue la olla y ponen en los créditos Paul Simon!!!). Es un reggae muy personal, con letras de confrontación social y una actitud claramente punk en el vocalista. Cuando el bajista es el autor de una canción se suele notar, y aquí ocurre esto.

De ahí pasamos a un reggae más puro, con los Mussington Brothers, que versionan el clásico de John Lennon Imagine. Estos caribeños son capaces de inundar de alegría hasta la mayor de las melancolías.

El reggae está emparentado con dos géneros musicales: el dub (por la parte más ambiental, lenta e instrumental) y el ska (por la parte más acelerada, bullanguera y radical). Los dos temas siguientes son de dub, ese estilo musical cuyo origen son las caras “B” de los singles de reggae. Para no resultar academicista, me limitaré a subrayar una sola característica del dub (inconfundible): que la voz humana sampleada se convierte en un instrumento más. Esto es fácil de apreciar en el tema de Fermín Muguruza.

No sé por qué los ambientes underground y radicales son tan proclives al reggae. Supongo que para esta gente Jamaica, Bob Marley, el Che Guevara y la marihuana están juntos en el mismo saco. El comienzo de ese maridaje lo tenemos en el punk (ya hemos visto cómo The Clash flirtearon con el reggae, y eso que The Guns Of Brixton puede ser uno de los exponentes más disimulados de ese flirteo).

Y en España tenemos a Fermín Muguruza (si me lee me mata, por lo de España). Al líder de Kortatu le encantan el reggae, el ska, el dub y The Clash. De hecho, ha versionado como mínimo dos temas del London Calling (Jimmy Jazz y la propia The Guns Of Brixton). La verdad es que no puedo más que alabarle el gusto. Además, el tío no es tonto: para mezclar su tema Urrun Dub se ha pillado al Mad Professor, que es una eminencia en la materia (y, bueno, decir que se lo ha pillado para que se lo mezcle, tratándose de un dub, es como decir que se lo ha pillado directamente para que se lo grabe).

Si hay otro monstruo del dub aparte de Mad Professor, de King Jammy y de King Tubby, ése es Lee 'Scratch' Perry. El tema Hole Of Death de Perry sigue al de Mad Professor y si pegan uno a continuación del otro no es de extrañar, pues ambos artistas son tan afines que llegaron a grabar juntos en una ocasión.
La siguiente canción es Kingdom Come, de Godflesh. Esto es dub maligno. La voz susurrante del cantante parece amenazar con la llegada del juicio final. Y todos los efectos dub van en la dirección de atormentar el ambiente.

A Godflesh les siguen Download (el que quiera hacer una búsqueda de este grupo con el Google lo lleva jodido). Download practican un downtempo minimalista y experimental, con abuso de la electrónica y guiños tanto al drum’n’bass como al dark ambient.

Amparado bajo la misma oscuridad fluye el drum’n’bass, ya evidente, de Happy Campers, con el tema No Mind. Atentos al cambio de Download a Happy Campers porque encontré unos acordes tan parecidos en ambas que parece que la mezcla está hecha en estudio.

E-Z Rollers (Synesthesia) le dan un poco de vidilla a la cosa. Su ritmo es más rápido y agresivo. Drum'n'bass radical (no para los fans de culto del jungle, pero sí para el público en general al que van dirigidas estas recos).

El tema de Plateau es intrigante y más experimental aún que los anteriores. Al final su ritmo se vuelve totalmente lineal y admite ser mezclado con un tema house.


En efecto, la última pista del disco es un tema clásico de jazz-house a cargo de Dennis Ferrer, uno de los grandes fichajes del sello Large. Palisade Park supone un alivio después de la fricción de Chateau Plateau. Volvemos a los orígenes: jazz-funk, hammond y una trompeta portentosa, la de Leron Thomas, que es un auténtico músico de jazz en activo que, al margen de estas colaboraciones discotequeras, se dedica a dar giras con su quinteto.

La segunda parte de la recopilación ha sido mucho más actual, electrónica y vanguardista. Comenzó de la mano del reggae, el punk y el dub, para ensombrecerse después con dark ambient, downtempo experimental y drum’n’bass, volviendo a mostrarnos la luz al salir del túnel con un tema de elegante y luminoso house al estilo más tradicional.

Al final, si sirve para algo esta recopilación, igual que todas, es para proclamar la grandeza de la música, su variedad y calidad, y descubrir los extraños compañeros de cama que puede uno encontrarse a lo largo del camino.
Octubre de 2004

No hay comentarios: