domingo, abril 20

Una bonita selección de standards

Esta guía de audición sólo tiene sentido leída antes, durante o después de escuchar esto:

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Lista de canciones (tracklist)

Tras varias recopilaciones variopintas ésta es casi un monográfico: jazz amable, elegante y bastante antiguo. Los 8 primeros temas son clásicos inmortales y los 5 últimos tienen más influencias del funk, el soul y el rock.

En cuanto a compositores, Cole Porter está presente con las dos versiones de I’ve Got You Under My Skin y la pícara Always True To You In My Fashion; los hermanos Gershwin aparecen con Let’s Call The Whole Thing Off; y Arthur Johnston & Sam Coslow (juntos) nos regalan dos temazos: My Old Flame y Cocktails For Two.

Porter y los Gershwin no necesitan presentación. De Johnston y Coslow sí podemos destacar que fueron unos monstruos de los años ’30 (Johnston es el culpable, por ejemplo, de la música de Candilejas de Charlie Chaplin).

A nivel de intérpretes, el cartel de la reco es sublime: Ella Fitzgerald & Louis Armstrong, Dizzy Gillespie (tres apariciones), Dinah Washington, Blossom Dearie y el genial dúo formado por el guitarrista Herb Ellis y el saxo tenor y clarinetista Jimmy Giuffre (dos apariciones extraídas de su álbum en común editado por Verve en 1959).

Finalmente, como productor, un nombre: Creed Taylor, al que se deben los temas 9 a 12, publicados bajo su sello CTI (Creed Taylor, Inc.). Por cierto, Creed Taylor es un ex de Verve.

Hechas las presentaciones, adentrémonos un poco en el contenido del CD.

El talento de Gillespie para las baladas es extraordinario: asombra cómo puede concentrarse tanta belleza en apenas dos minutos (sólo una de las tres canciones suyas incluidas en esta reco excede de tres minutos de duración).

De las presentes en esta reco, Cocktails For Two es mi favorita. Se trata de un temazo sobrecogedoramente bello, hasta el punto de que las palabras carecen de valor para describir la emoción que produce su audición. Es un diálogo entre la penetrante trompeta de Dizzy y el saxo tenor de Don Byas, que le sirve de contrapunto meloso. Son fascinantes los silencios del resto de instrumentos dejando hablar al maestro. Junto a esas pausas dramáticas es destacable el control del ritmo, variable al capricho del dios de la trompeta como un velero de papel en manos del viento.

(Byas, estadounidense, se fue pronto a vivir a Europa, a países como Francia, Holanda y Dinamarca, lo que explica que no haya pasado al Olimpo de los Más Grandes Músicos de Jazz de todos los tiempos. Pero su talento es indiscutido. Su colaboración con Dizzy en esta grabación de Cocktails For Two no es casual: los tres temas de Gillespie recopilados aquí fueron grabados en el Teatro de los Campos Elíseos de París entre 1952 y 1953 y el trompetista, en sus frecuentes visitas a la capital gala, tiraba, con buen criterio, siempre que podía, de músicos americanos afincados en París o que se encontrasen en ese momento de gira por Europa).

Inmediatamente por debajo del maestro, debo reconocer el trabajo de Herb Ellis y Jimmy Giuffre, que se reencontraron en 1959 después de haber tocado juntos muchos años atrás, según nos cuenta Verve en este cotizado CD de sólo 6.500 copias de tirada.
La guitarra de Ellis es cálida y suave y su combinación con el resto de instrumentos resulta muy placentera y reconfortante. El líder es el guitarrista: los demás, claramente, le acompañan. El omnipresente Herb Ellis, curiosamente, también tocó con Blossom Dearie y con el dúo Fitzgerald-Armstrong, bajo el auspicio de Verve. Todo queda en casa.

Dinah Washington fue una intérprete muy criticada en su época en los círculos jazzísticos por su peculiar forma de cantar, con perfectas y exageradas vocalizaciones, casi más hablando que cantando. Su hit más famoso fue What A Diff’rence A Day Made. En esta ocasión tiene la mala suerte de cantar I’ve Got You Under My Skin junto a tres trompetistas fantásticos que le hacen sombra (cuando terminan los tres solos consecutivos el público rompe a aplaudir espontáneamente sin reparar en que la Washington ha empezado a cantar otra vez). Para mí las trompetas también son lo más destacado de este tema (este trío de trompetistas fue muy célebre en su época: Clark Terry, Maynard Ferguson y Clifford Brown).

Como juego de palabras me he permitido abrir esta reco con I’ve Got You Under My Skin y cerrarla con un tema de The Coasters (Poison Ivy, 1959) en cuya letra se dice she’ll really do you in if you let her get under your skin. La primera canción es la confesión de un gran amor; la última, la advertencia del daño que te puede hacer. Como curiosidad, Poison Ivy es el nombre de guerra de la guitarrista del grupo de psychobilly The Cramps.

Obligado es hacer mención de Blossom Dearie, con su inconfundible, candorosa y cómica voz, que le viene como anillo al dedo al irónico tema de Cole Porter Always True To You In My Fashion. La falsa inocencia de la Dearie plasma a la perfección, al compás de una marimba saltarina, las sutilezas de Porter sobre la (in)fidelidad en un ambiente snob.

Para cerrar los comentarios a la parte más antigua de la recopilación hay que alabar el mítico dúo Fitzgerald-Armstrong. Let’s Call The Whole Thing Off (Gershwin) es simpatiquísima, y qué decir del carisma de sus intérpretes.

Cambiando de tercio, casi todos los temas de soul-jazz de CTI pecan de un largo minutaje y los traídos aquí no son una excepción.

Comencemos por Pieces Of Dreams, de Stanley Turrentine (saxo tenor). Es un tema de 1973 en cuyos créditos figuran nada menos que Bob James e Idris Muhammad. La estructura de esta canción es simple: una bella melodía al principio y al final, y en medio minutos y minutos de desparrame a cargo de insaciables virtuosos que se van pasando la pelota con respeto y autocomplacencia. La melodía es entrañable. Gillespie habría hecho de ella un baladón de dos minutos y medio, en vez de un muermo de casi 8 minutos.

Lo mismo puede decirse de It’s Too Late, de Johnny Hammond, de 1971, sólo que ésta dura casi 11 minutos. El órgano de Hammond es una maravilla y en este tema Creed Taylor echa a pelear a dos saxofonistas: Hank Crawford (alto) y Grover Washington Jr. (tenor). En mi modesta opinión, es más inspirado el saxo alto (Crawford), que es el primero en intervenir. El tema también tiene solos de guitarra y de órgano (por tiempo no será). Son músicos muy brillantes, eso no lo duda nadie, pero el tema es un exceso redundante. Como curiosidad hay que decir que It’s Too Late la compuso Carole King.

La canción número 11 de la recopilación es Little Baby, compuesta e interpretada por Patti Austin en 1977. La bien dotada voz de la Austin llena de frescura este tema, que se hace mucho menos pesado que los anteriores. Dura sólo cuatro minutos y su exhibicionismo virtuosista se reduce a un solo de saxo tenor por parte de Michael Brecker. CTI fue una gran fábrica de discos y una especie de club de mercenarios: por ejemplo, el guitarrista Eric Gale tripite en esta recopilación (aparece en las canciones 9, 10 y 11 que acabamos de comentar, todas ellas de CTI).

El repaso al sello de Creed Taylor lo terminamos con una pieza de latin-jazz: la exótica, frenética y pegadiza Pastime Paradise. Aquí hay que quitarse el sombrero: Charlie Palmieri al piano (qué piano más latino), Ray Barretto a las congas y Tito Puente a los timbales. A ver quién es capaz de no mover algún músculo mientras oye esta canción. La percusión latina de Barretto y Puente es una gozada en sí misma cuando se lucen en sus interminables solos, pero también es un aderezo exquisito que hace mucho más sabrosos los solos de otros músicos como el guitarrista (John Tropea) y el saxofonista (Joe Farrell). El vocalista queda ensombrecido por tamaño ejército de virtuosos, pero hay que dar su nombre (Willy Torres) para que nadie piense que es Barretto el que canta. El gran público recordará la melodía por su inclusión en la banda sonora de Mentes Peligrosas (con Michelle Pfeiffer, 1995), en la que Coolio interpretaba este tema metamorfoseado en Gangsta’s Paradise. Lo que menos gente sabe es que el tema original fue compuesto por Stevie Wonder.

Para romper con tanta sofisticación y sobreproducción (es decir exceso de celo en la producción), cerramos la recopilación con un tema de doo wop: Poison Ivy, un poco de sonido sucio y sencillo a cargo de los Coasters.
Esta recopilación es menos sorprendente que otras por su falta de variedad, pero los artistas y compositores incluidos en ella son genios que es preciso conocer y resulta muy agradable disfrutar con su audición.
Diciembre de 2004

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